Vivir fraternalmente la Esperanza

Mons. Jesús Esteban Catalá Ibáñez · Obispo de Málaga

El papa Francisco convocó el pasado año a toda la Iglesia para el gran Jubileo de 2025 con la bula «Spes non confundit» («la esperanzano defrauda». Rm 5, 5). Era el mes de mayo, dedicado a la Virgen María, que es Madre de Esperanza. Y en mayo se darán cita en Roma las Hermandades y Cofradías de todo el mundo para celebrar el Jubileo, cuyo lema es “Peregrinos de Esperanza”.

La esperanza constituye el mensaje central de este Jubileo. Se nos invita a todos a vivir confiados en que «la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (Rm 5, 5).

No se trata, pues, de cualquier tipo de esperanza humana y terrena, sino de la esperanza teologal, don recibido en el bautismo, que nos anima a contemplar el cielo como tierra prometida. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo”. (N. 1817).

En el marco del Jubileo 2025 de las Hermandades y Cofradías tendrá lugar una Procesión con varias imágenes de Cristo y de la Virgen procedentes de diversos países; y procesionarán también el Cristo de la Expiración (Sevilla) y María Santísima de la Esperanza (Málaga), provenientes de España.

Invitamos a todos los peregrinos, y de modo especial a los miembros de las cofradías y hermandades, a “Vivir fraternalmente la Esperanza”, como verdaderos hermanos, hijos adoptivos de nuestro Padre-Dios e hijos amados de Santa María de la Esperanza. La fe, la esperanza y el amor deben ser vividos comunitaria y fraternalmente.

El Jubileo tiene necesariamente una dimensión penitencial, que nos anima a pedir sacramentalmente el perdón de nuestros pecados y lucrar la indulgencia plenaria, experimentando y saboreando la infinita la misericordia de Dios y dándole gracias por ello.

Nos emplazamos para vernos en Roma en mayo de 2025 y celebrar fraternalmente este magno acontecimiento eclesial, en compañía de nuestra Madre, la Virgen de la Esperanza.

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