Peregrinos
de Esperanza
El primer Jubileo de la Iglesia católica se celebró en el año 1300, con la intención inicial de repetirlo cada siglo.
Fue en 1470, con el papa Pablo II y su bula Ineffabilis providentia, cuando se instaura el intervalo de 25 años entre jubileos ordinarios a partir del celebrado en 1475, consiguiendo así que cada generación pueda disfrutar de, al menos, un año jubilar durante su vida.
En 2025 la Iglesia Católica celebra Jubileo Ordinario. Pero, realmente, ¿sabemos qué es un jubileo? A modo de resumen, destacamos los datos principales que debemos conocer, con el fin de ser plenamente conscientes de lo que vamos a celebrar.
El origen de los jubileos lo encontramos en el Antiguo Testamento, en el Libro del Levítico, cuando Dios manda celebrar un jubileo cada cincuenta años, para que, durante su conmemoración, todas las deudas fuesen perdonadas y los esclavos liberados.
El primer Jubileo de la Iglesia Católica se celebró en el año 1300, convocado por el papa Bonifacio VIII, con la intención de repetirlo cada siglo.
Será en 1470, con el papa Pablo II y su bula Ineffabilis providentia, cuando se instaure el intervalo de 25 años entre jubileos ordinarios a partir de 1475, consiguiendo así que cada generación pueda disfrutar de un año jubilar durante su vida, lo que se ha mantenido hasta la actualidad.
Por otra parte, los jubileos extraordinarios son convocados por el Papa en momentos especiales, como ocurrió el pasado año 2015, con el Jubileo de la Misericordia.
Cada jubileo, ya sea ordinario o extraordinario, tiene un lema propio. El escogido por el papa Francisco para el Año Jubilar 2025 es Peregrinos de Esperanza.
Para los católicos, el jubileo es un tiempo de perdón y peregrinación, en el que obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón total de los pecados. Este se consigue cumpliendo algunos requisitos: participar en la comunión eucarística, llevar a cabo el sacramento de la reconciliación (confesión), rezar por el Papa y visitar ciertos lugares sagrados.
Entre esos lugares (templos jubilares) se encuentra la Basílica de San Pedro del Vaticano. Durante cada año jubilar, la Puerta Santa permanece abierta, con lo que todo peregrino que desee conseguir la indulgencia puede acudir hasta Ella y atravesarla.
Los católicos se preparan para celebrar, conmemorar y disfrutar este nuevo Jubileo Ordinario, convirtiéndose, hoy más que nunca, en verdaderos Peregrinos de Esperanza.